La sal en escamas se ha convertido en una delicatessen habitual en nuestras despensas pero, en muchas ocasiones, se queda en el armario a la espera de “esa ocasión especial” que nunca llega. Esta concepción de la sal gourmet como alimento excepcional es un error ya que es muy fácil sacarle partido en nuestras comidas del día a día.

La sal es un ingrediente esencial en la cocina. Forma parte de uno de los cinco sabores básicos (salado, dulce, amargo, ácido y umami) pero no tenemos que limitarnos a usar una sal marina fina sino que podemos jugar también con las texturas. Precisamente, textura, es una característica diferenciadora de la sal en escamas.

¿Qué es la sal en escamas?

Se trata de unos cristales de sal con forma piramidal bien definida y de textura fina y crujiente. La sal en escamas de Bras del Port destaca por su gran pureza y su riqueza en magnesio. Este mineral estimula las papilas gustativas, por lo que su poder potenciador del sabor es mayor a otras sales menos ricas en magnesio. De esta manera, conseguimos realzar nuestras comidas con menos cantidad de sal.

En Bras del Port te ofrecemos cuatro variedades de sal en escamas:

¿Cuándo y cómo usar la sal en escamas?

Las sales en escamas son ideales para dar ese toque de sabor justo antes de servir nuestros platos. Son un acompañamiento ideal para carnes, especialmente a la parrilla y a la plancha, así como para vegetales asados, patatas, salsas, ensaladas pero también preparaciones dulces para resaltar el dulzor de los postres. Puedes ver algunas ideas sobre los usos de las escamas de sal marina en esta entrada de nuestro blog.

Recomendamos romper las escamas delicadamente con los dedos y espolvorear un pellizquito sobre el plato en el momento de servir, especialmente en preparaciones en caliente, la escama se funde y pierde su forma. De ahí que se añada en este momento, en lo que se denomina “fase de emplatado”.

También se puede poner una cantidad de escamas en un cuenco y que cada comensal se sirva al gusto.

Ventajas de usar la sal en escamas

Las escamas aportan una nueva dimensión al salado, añaden textura crujiente. La sal marina pasa a ser un ingrediente activo en el plato, ya que su presencia mejora la apariencia y decora.

Crea unos picos de intensidad de sabor cada vez que las escamas entran en contacto con las papilas gustativas de nuestra boca. Esto, unido a la riqueza en magnesio, hace que las escamas sean muy eficaces como potenciadoras de los alimentos y se usa menos cantidad de sal.