Quizá hayas oído hablar del método CRISPR o hayas leído recientemente acerca del hallazgo de un pigmento antitumoral. ¿Qué tienen en común estos dos avances científicos? Ambos han surgido de las aguas de Bras del Port, unas salinas marinas centenarias enclavadas en el Parque Natural de las Salinas de Santa Pola (Alicante).

La vida microscópica de las salinas

Las salinas costeras son humedales salados ricos en biodiversidad que constituyen el hogar ideal para centenares de especies. Bras del Port es un ejemplo de explotación salinera donde la labor del hombre convive en armonía con la naturaleza en una simbiosis única donde ambos se ayudan mutuamente.

Aunque los flamencos son los habitantes más conocidos de estos parajes naturales, la vida microscópica también está presente y encierra secretos que la ciencia está tratando de desentrañar. Ejemplo de ello son los microorganismos halófilos (organismos que viven en ambientes extremadamente salinos) y, más concretamente, las haloarqueas, como la especie conocida científicamente con el nombre de Haloferax mediterranei que ha sido objeto de estudio de numerosas investigaciones.

El método CRISPR de edición genética

El microbiólogo ilicitano Francis Mojica, de la Universidad de Alicante (UA), descubrió en 2005 unas secuencias repetitivas en el ADN de la Haloferax mediterranei y acuñó el acrónimo “CRISPR” para denominarlas.
Este importantísimo descubrimiento dio lugar a la técnica de edición genética, una especie de “tijeras moleculares” capaces de cortar y pegar con precisión material genético de las células. Sin duda, ha sido uno de los hallazgos más importantes en el campo de la Biología Molecular y la Biomedicina de los últimos años.

El potencial anticancerígeno de la bacteriorruberina

Desde Bras del Port hemos tenido el privilegio de poder reunirnos con la catedrática Rosa María Martínez-Espinosa de la UA, directora del grupo de investigación de Bioquímica Aplicada, junto con Micaela Giani, cuya tesis fue el germen de una prometedora investigación sobre la capacidad de un pigmento para frenar el crecimiento tumoral.

Este equipo de investigación logró aumentar la producción de un pigmento que sintetizan las haloarqueas, la bacteriorruberina, y diseñar un proceso de aislamiento del pigmento a partir de la membrana celular de la haloarquea Haloferax maditerranei (la misma que estudió Francis Mojica). Este pigmento funciona como un “escudo” que protege a las haloarqueas ante circunstancias adversas. Por ejemplo, cuando están sometidas a una fuerte irradiación solar producen gran cantidad de bacteriorruberina, que es uno de los pigmentos que da color a las aguas de las lagunas hipersalinas como las de Bras del Port.
Se comprobó que este compuesto tenía una actividad antioxidante casi 300 veces mayor que la de otros como el resveratrol, por lo que se plantearon aplicarla sobre células tumorales de mama. Para ello, este grupo de investigación estableció una colaboración con la doctora Gloria Peiró, patóloga del Hospital General Universitario Dr Balmis (HGUDB) de Alicante y profesora del Departamento de Biotecnología de la UA, y Yoel Genaro Montoyo-Pujol, doctor en Ciencias Experimentales y Biosanitarias e investigador también en la UA, ambos pertenecientes al Grupo de Investigación en Cáncer de Mama e Inmunología del Instituto de Investigación Sanitaria y Biomédica de Alicante (ISABIAL).

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Cultivo de Bacteriorruberina del laboratorio de Bioquímica Aplicada de la UA

Cuando aplicaron el pigmento sobre cultivos de células comerciales representativas de los diferentes fenotipos de cáncer de mama, éste logró frenar el crecimiento tumoral.
Sus resultados fueron publicados en la prestigiosa revista Nature Scientific Reports y son el punto de partida para seguir avanzando su estudio, ya con tumores de material de biopsias o piezas quirúrgicas de pacientes con cáncer de mama, así como abordar nuevas líneas de investigación analizando el efecto en otro tipo de tumores (p.e. leucemias y linfomas).

Aunque estas investigaciones son muy esperanzadoras, hay que tener en cuenta que requerirán de años de estudio para poder ir pasando por las diferentes fases previas al desarrollo como fármaco para su aplicación terapéutica en pacientes. Primero se debe ampliar los estudios “in vivo”, es decir, aplicándolo en organismos vivos, para profundizar en el conocimiento de la bacteriorruberina y ya en posteriores fases, determinar su potencial indicación dentro del contexto de ensayos clínicos.

Además del potencial de esta haloarquea para avanzar en la batalla contra el cáncer, es destacable su posible aplicación en el campo de la Nanotecnología. Este microorganismo podría servir para crear partículas de reducido tamaño (nanopartículas), susceptibles de ser usadas como “vehículos” para administrar de forma precisa fármacos. Algunas haloarqueas tienen además la capacidad de descontaminar tanto masas de agua como suelos. Por lo tanto, aún queda todo un mundo por descubrir.

Desde Bras del Port, es un honor poner nuestro granito de arena aportando muestras de las aguas de las lagunas, para poder dar pie a estudios tan interesantes como los que hemos mencionado en estas líneas. En palabra de la catedrática Rosa María Martínez-Espinosa:

“Las salinas de Santa Pola son un referente mundial en investigación microbiológica en entornos hipersalinos”.